Una de las cosas más dolorosas es pasar el día que duele todo demasiado. Ese sentimiento encarnado que cambia todo lo que nos rodea porque proviene del interior de uno, paradójicamente de algo externo que posiblemente no sea más ajeno que nunca cuando ya sea el otro día. Pero ese otro día, el que espero cuando algo así pasa, realmente alivia las cosas, aunque la profundidad que uno ha alcanzado hace que ese camino de vuelta para poder llegar a la superficie y respirar sin el peso de las consecuencias que te llevaron hasta el fondo, sea largo y a veces lento. Se que no hay que desesperar, ni querer acostumbrarse a ese lugar, porque el nuestro es en otro lado mejor. Ese otro lugar es el que te recuerdan tus amigos cuando te roban sonrisas y charlas que no te dejan pensar en otra cosa. Momentos que no solo tapan el dolor sino que ayudan a cicatrizar las heridas que a veces son profundas. Hay que buscarlos, para que esos momentos de poca luz que hay en la profundidad de la que no pertenecemos no nos sean habituales. Hay que escuchar música, de esa que nos revela que el hombre crea cosas que pueden llegarnos al alma y hacerla vibrar.
Hay que hacer esas cosas y listo. El tiempo, mi querido amigo, es el que nos dará la respuesta o no. Tal vez simplemente nos haga ver las cosas desde otro punto de vista, en lo alto, donde hay otras muchas cosas para ver.
Un fuerte abrazo y 2 tequilas en tu nombre.
Gon
2 comentarios:
El tiempo da respuestas sin duda y desde otro ángulo se ven otras cosas hasta mucho mejor, ya lo creo.-
Me encantaron tus crónicas, hoy me dispuse a leerlas (tengo internet de nuevo en casa) y me puse al día con lo mío.-
Exquisitas palabras Gonz, gracias por compartirlo!
Beso grande.-
El tiempo da respuestas sin duda y desde otro ángulo se ven otras cosas hasta mucho mejor, ya lo creo.-
Me encantaron tus crónicas, hoy me dispuse a leerlas (tengo internet de nuevo en casa) y me puse al día con lo mío.-
Exquisitas palabras Gonz, gracias por compartirlo!
Beso grande.-
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