Cómo será que nos acostumbramos a caminar en suelo firme y con zapatos que cuando camino descalzo por la playa cada paso me da una feliz paz, como esa sensación de sacarme los zapatos en una plaza y pisar el verde pasto.
Extraño bordear espuma y olas mientras el reflejo del sol lo convierte todo en un camino de oro donde no hay apuro, no hay fin ni metas, solo el camino.
Amo esos momentos donde se siente cómo la conexión con la naturaleza, al dejarla entrar, vuelve a nosotros.
De DF a la Ciudad de Buenos Aires, estos días fríos y nublados de la temporalidad de este escrito, me hacen extrañarte mar.
Espacio para soltar mis escritos personales tanto literales como opiniones y pensamientos sin ningún tipo de censura.
martes, mayo 27, 2008
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