Una de las cosas más fabulosas de Oregon en general, es lo lindo que se ve todo, no solo porque esté limpio y aparentemente nuevo, sino porque hasta el sol, cuando este sale, es claro y brillante en una ciudad que tiene tantos colores verdes, ahora tiñéndose de otoñales, que resultan un sedante visual.
7:30 AM:
La mañana es fría, hay un denso rocío en los autos. Saco fotos a lo loco, el cielo es azul. Hasta los semáforos se ven bonitos colgando de esos cables que se balancean con el viento. Pienso en huracanes, no eso no es para este momento. Seguro que tampoco les pasaría realmente algo.
12 PM:
Almuerzo vegetariano… Boca Burger, no apta para paladares de pati de cancha. Un manjar de esos que difícilmente se pueden hacer solamente de vegetales y pan tostado. Solo lamento no sentarme al sol, igual la idea es comer rápido y volver que hoy tengo que salir antes. Mientras comemos una trivia de preguntas de distinto tipo se van dando a ver quien las acierta. No se si hay premio, lo único que se es que todas las preguntas de deportes son de softball y es lo mismo que las hagan en mandarín.
4 PM (creo)
Llegamos al OMSI, un museo de ciencias que me hizo acordar mucho a uno que fui una vez en el Centro Cultural de la Recoleta, pero potenciado 300 veces. Hubo cosas que literalmente me pusieron los pelos de punta (descubrí que me hacen chispazos los pelos de las piernas con los pantalones si recibo la suficiente electricidad estática). Nos reímos mucho, un poco más y volvemos a reírnos. Toco todo lo que puedo tocar, hay poca gente así que nadie molesta al niño ñoño curioso que hay en mi.
6:30 PM:
La autopista de regreso tiene el apodo de “Sunset highway” imaginen que justo volvimos en ese momento en el que todo el camino se tiñe de dorado. Vamos rumbo al sol.
Sunset Highway, originalmente cargada por gonzalo_ar.
No sabíamos que Hillsboro tenía un downtown, así que vamos a conocerlo. Muy de película, con sus casas con sus porches, banderines, sillas mecedoras y mosquiteros. Se nota indirectamente un clima de seguridad porque no hay rejas ni puertas trabadas.
De tanto hablar de comida, de levedad no va a tener nada mi ser. Pero es momento de sentarnos a charlar y concluir el día en uno de los lugares que tenemos como favoritos con Denise y Fabiana, nuestro querido McMenamins. Este lugar merecería un post entero del blog, por el lugar en si, el clima, las bebidas y la comida. Obviamente, estos lugares no serían de mucho, ni agradarían tanto si uno no tuviese con quien compartirlo (en este momento se me vienen 3 de Buenos Aires a la mente, Bangalore, Gibraltar y Shamrock).
So delicious. Un poco más de charla sincera y merecida. Pasó un año desde la última vez que estuvimos al menos los tres en ese lugar. Lo que no nos dijimos fue que todo fue el alimento perfecto que necesitábamos esa noche y nada nos cayó pesado sino por el contrario, salimos con esa paz que da el momento, el lugar y la compañía en conjunto. Claro de media luna. La noche está fría, pero despejada. Pensé, solo pensé que no iba a poder escribir nada hoy.
Lo mejor son los días que quedan por venir porque ya de los actuales nos jactamos felices y satisfechos.
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